Friki, frika, en serio, esto es denigrante. Me parece un insulto hacia la inteligencia de todos los españoles jajaja
No era casualidad que de chico me comiera 2 paquetes de esos cada semana… así estaba como estaba 😀
En el documental Fed Up [4] se muestra la relación entre calorías consumidas por ciertos alimentos poco saciantes y el tiempo invertido en gastar esas calorías. Un típico refresco con gas de 600 mililitros puede llevar aproximadamente 1 hora y 15 minutos; una galleta estándar puede equivaler a 20 minutos trotando; una bolsa media de patatas fritas en un restaurante de comida rápida puede llevar 1 hora y 12 minutos nadando. En otras palabras, la balanza saciedad / calorías consumidas está muy desequilibrada.
Quizás ya sepas que una caloría quemada (de la forma que sea) siempre es una caloría quemada, pero… ¿una caloría ingerida siempre es una caloría ingerida? (esto te lo desarrollo en la masterclass a la que tienes acceso en tu correo por haberte hecho con un ejemplar de El culturismo natural es salud).
En un estudio [5] se compararon 160 calorías provenientes de las almendras con 160 calorías procedentes de cola. Un gran porcentaje de las primeras está formado por fibra (que no se digiere), y además, al asimilarse en tu aparato digestivo de manera más lenta, no hay una subida tan alta de los niveles de insulina en sangre. Ya sabes de anteriores capítulos que esto último está relacionado a largo plazo con el aumento de la resistencia a la insulina y la diabetes tipo ll. Con todo, las almendras también tienen un alto valor nutricional por el resto de la matriz del alimento. Por otro lado, 160 calorías de soda tienen 0% fibra y el hígado los acaba convirtiendo casi instantáneamente en azúcar, provocando que el páncreas libere una gran cantidad de insulina en el torrente sanguíneo para regular la glucemia (y ya aprendiste en el capítulo 3 lo que esto supone para el desarrollo de la enfermedad de la diabetes).
En una investigación sobre bebidas azucaradas [6] los autores encontraron lo siguiente:
“Es sorprendente el aumento del 123% en el consumo de refrescos entre niños y adolescentes entre finales de la década de 1970 y finales de la de 1990, siendo la estimación más alta 196% para los niños de 14 a 17 años. A finales de la década de 1970, niños y niñas de 3 años en los EEUU consumían 2,1 veces más leche que los refrescos azucarados, mientras que a mediados de la década de 1990 el consumo de refrescos era casi el doble que la leche en ambos sexos”.
Los mismos investigadores encontraron relación entre la “cantidad de marketing” con el aumento de los tamaños de las porciones y con el consumo de bebidas azucaradas, provocando esto menor saciedad y por ende mayor consumo pasivo de calorías. El resultado final es un aporte calórico extra que facilita que al final del día se dé un superávit calórico. Y este superávit, de manera prolongada, acaba aumentando el riesgo de padecer obesidad (especialmente en personas con pobre educación nutricional).
Existe amplia evidencia que apunta a los refrescos azucarados, así como bebidas con gas, colas, zumos de frutas azucarados y otros derivados, a elementos que juegan un rol importante en el riesgo de sufrir obesidad. [7] [8] [9]
En 2013 Mcdonalds vendía más de 75 hamburguesas por segundo. Esto son aproximadamente 4.500 hamburguesas por minuto, 270.000 cada hora, 6.48 millones por día y 2.36 mil millones (2.360.000.000) de hamburguesas por año. [10]
Entiendo que te resulte chocante leer toda esta información. Si tanto la comida basura – alimentos altos en grasas trans, azúcar añadida, sal añadida, densos energéticamente y con un escaso valor nutricional – como las bebidas azucaradas están relacionadas con peor salud y enfermedades… ¿por qué siguen existiendo tantísimos productos de este tipo en los supermercados? ¿y por qué siguen existiendo ingentes cantidades de restaurantes de comida rápida en los países desarrollados? Preguntas muy difíciles si te la hiciera un niño de 5 años…
Aquí es donde entran de lleno el marketing y el lobby de la industria de este tipo de alimentos. Estas empresas, al mover enormes cantidades de dinero, tienen muchísimo poder e influencia (ahora verás cuanto). Lo que cualquiera de estas empresas gasta solo en marketing en tu país en un año es superior al salario del ciudadano medio en toda su vida laboral.
Quiero ser pesado en recordarte una idea, y es la de que para esta industria tu salud no es siquiera un problema o preocupación secundaria, su principal objetivo es generar dinero y seguir promoviendo el desarrollo de sus empresas.
[Aquí quiero hacer un paréntesis para comentarte un aspecto que intento inculcar a todos los entrenadores personales que trabajan conmigo en nuestro mentoring grupal para entrenadores. Si eres un profesional de la salud, deberías estar muy cómodo vendiendo tus servicios a otras personas, pues estás vendiendo salud. Lo que hacemos mejora la vida de las personas (en vez de empeorarla). Y la realidad es que en el planeta esto hace muchísima falta…
Somos las personas y grupos que contrarrestan la manipulación de grandes corporaciones e instituciones que solo quieren lucrarse gracias a la ignorancia del ciudadano. Somos la Orden Jedi de Star Wars, los aliados de la 2ª Guerra Mundial…
El mundo necesita buenos divulgadores que de verdad quieran mejorar la vida de las personas; buenos profesionales a los que les apasione empoderar al ciudadano; buenos comunicadores que sepan transmitir con pasión y desde el corazón.
Hay gente ahí fuera que necesita tu aportación. Te estaremos esperando.]
Seguimos.
Con el calentamiento global sucedió algo parecido a la historia del tabaco. Este fenómeno llegó a tal punto extremo que se tuvo que llegar a acuerdos internacionales para empezar a promover la creación de empresas cuyos negocios se basaran en la venta de experiencias en vez de tantos bienes materiales (construidos en fábricas). El activista ambiental Leonardo DiCaprio mostró en Before the flood como, en el caso de que se siguiera con el mismo ritmo de fabricación y contaminación de la primera década del siglo XX, la vida del planeta en el que vives correría a día de hoy un grave peligro.
De la misma forma que se alcanzó esta situación extrema con el mantenimiento del planeta, la obesidad y sus enfermedades asociadas quizás lleguen a un punto igual de radical. Hasta que no lleguemos a un verdadero problemón de categoría mundial muy muy muy crítico no se establecerá una solución real (soluciones a nivel políticas, legislativas e internacionales).
En el mismo reportaje Fed Up se muestra como a David Allison – ni más ni menos que el director del nutrition obesity research center – se le pedía opinión por la relación entre las bebidas azucaradas y la obesidad (y como dato, en los últimos años este genio había recibido 2.5 millones de dólares de subvenciones provenientes de empresas como Coca Cola). Tras varias respuestas evasivas y rápidas que fueron fácilmente contrarrestadas por la entrevistadora, David Allison acabó quedándose literalmente en blanco, sin saber cómo responder ante la cámara… fue un momento bastante vergonzoso e impactante.
Estas empresas tienen a altos cargos públicos en posiciones estratégicas a nivel legislativo. [11] Por ello, cuando alguna institución intenta promover los perjuicios de este tipo de alimentos, los topos persuaden y reducen las campañas organizadas contra ellos.
Más de lo mismo sucede cuando estas corporaciones subvencionan estudios. Los resultados de estos siempre terminan siendo favorables hacia el producto que ellos venden. Y además si no saliera favorable podrían no publicarlo. Es ridículo.
En 2010 la primera dama de Estados Unidos, Michelle Obama, inició la campaña “Let´s move”. Con este movimiento Michelle pretendía luchar contra la obesidad infantil promoviendo una alimentación saludable y enseñando a los niños a escoger una mejor selección de alimentos. Ella misma lo anunció numerosas veces de manera pública.
Ahora bien, teniendo en cuenta el alcance mediático que tenía Michelle, esto podía convertirse en un gran problema para la industria de los ultraprocesados…
Más listos que nadie, fueron los líderes de esta industria quienes intervinieron de manera directa en el asunto haciendo un pacto público con la primera dama. En la imagen puedes ver inmortalizado el momento, así como las empresas involucradas en el trato. Con este pacto, lo que estas instituciones harían sería reducir 1.5 trillones de calorías en el mercado total de sus productos. Sin embargo, lo que nadie predijo en ese momento es que esto simplemente terminó con una reducción media de… ¡14 calorías diarias en una persona que siguiera comprando los mismos productos semanales!